Besarte mientras olvido respirar y todo da vueltas alrededor,
incluyéndote. Porque mi sitio favorito te has vuelto tú, tan seguro y peligroso
a la vez, como montarte en el martillo cuando vas a la feria -sabes que no
caerás o que es tan poco probable que pase- pero aún así sientes las cosquillas
y el miedo, la necesidad de aferrarte con fuerza y de algún modo por seguro
tengo tus brazos que me aferran a la realidad, tienes tantos efectos, todos a
la vez. Te haces tan adictivo como el jugo de parchita para mí, agridulce como
un pie de limón, constante como las noticias que no veo, tienes el efecto de
una buena trilogía, me mantienes en suspenso y atenta –todo un logro con el
despiste que sabes que llevo-. No olvidar el camino a ti es indispensable,
porque después de separarme de ti y volver al televisor al programa que
veíamos antes de enfocar tus labios y sentirme como si bajara de las sillas
voladoras, recuperaré la calma a momentos, y quizás respire con pausas porque
más tarde querré como de costumbre perderme en ellos –tus labios-, querré de
nuevo tomar de tu aire, llevarme un poco de su olor mientras en la carrera de
tenerte, cerca tan cerca vuelvo a olvidar que necesito algo de aire, me ocupo
de mi baja de ti y vuelvo a sentir aquel baile, el círculo que trazamos cada
vez que te acercas lo suficiente a mí, cada vez que pierdes el miedo de
encontrarme solo por la sensación de perderme a la vez.
Comentarios
Publicar un comentario